Los ‘Wolves’ bajo Bruno Lage han logrado recuperar la mejor solidez defensiva que se vio con Nuno Espirito Santo, y añadir buen juego de posesión de balón. Foto de Bex Walton, a través de Flickr, y con licencia Creative Commons Attribution 2.0 Generic.
La última temporada de Nuno Espirito Santo a cargo del Wolverhampton Wanderers fuer muy irregular. Esta especie de deriva hizo que el entrenador anunciara su marcha al final del curso. Los ‘Wolves’ trajeron a Bruno Lage, cuya experiencia anterior fue con el Benfica y que aportó el título de liga y una Súpercopa. Y si bien ambos entrenadores han priorizado el tener una defensa sólida como la base de la consecución de los objetivos, hay diferencias. Lage parece dotar al equipo de una mayor capacidad de gestinoar la posesión del balón. Esto es muy beneficioso para el equipo, ya que permite aprovechar jugadores de buen pie como Joao Moutinho o Rubén Neves. En la delantero están Raúl Jiménez y Daniel Podence, jugadores muy aprovechables para el juego de contraataque o de posesiones largas con ataques de juego posicional.
Aquellos equipos que buscan basar su juego en la posesión del balón se entiende que la buscarán siempre. Ello significa que presionarán al rival tan pronto este obtenga el balón. En su propia área, cuando haya un saque de meta o en los saques bandas. Sin embargo, los momentos en los que uno elige presionar al rival, el lugar donde se recupera la posesión o la insistencia con que uno quiera tener el balón, no tienen por qué estar peleados con tener un buen manejo del balón.
Hay varias cosas que son síntoma de esta capacidad del Wolverhampton Wanderers de jugar con bloque bajo y de tener un buen manejo del balón. Una de ellas es que es el segundo equipo menos goleado de la Premier League (empatado con el Chelsea y sólo por detrás del Manchester City). Y es el quinto equipo con más porterías en cero. Es un equipo que, al combinar una solidez defensiva con buenos patrones de pases cuando tiene la posesión del balón, no otorga muchas ocasiones para anotar un gol.
La apuesta es sencilla, pero muy eficaz. Los mediocampistas (Rubén Neves o Joao Moutinho, al cual se añade Leander Dendoncker cuando pasan del 3-4-3 a un 3-5-2) buscan conectar con un delantero. Ese delantero devuelve el pase y distrae a la defensa para que haya un tecer pase, que es el más peligroso para la defensa. Los cambios de bandas también son comunes, al buscarse generar sobrecargas en un lado, para luego hacer el mencionado cambio de banda. Con jugadores como Neves o Moutinho, estos pases suelen llegar a su destino y con la orientación adecuada para que el corredor llegue con ventaja.
Cuando, se busca ser directo, hay un delantero centro que es muy competente a la hora de pivotar en Raúl Jiménez. Además, el mexicano también posee una velocidad que no suele ser apreciada. Así, ya sea para dar un foco que permite la salida del equipo o para correr al espacio y conducir el balón, el Wolverhampton Wanderers tiene una herramienta para salir del bloque bajo. Si a ello le sumamos que los que pueden dar esos pases de salida son muy competentes haciéndolo (Connor Coady y Romain Saïs), no debe extrañar esta capacidad de mantener la posesión de los ‘Wolves‘. Éste buen manejo del balón, con la mencionada solidez defensiva del bloque bajo hace que los partidos del Wolverhampton Wanderers sean de muy pocos goles.
Ese bloque defensivo bajo consiste en una formación 5-4-1. La acumulación de jugadores en los carriles centrales es parte fundamental de la forma de defender el espacio los ‘Wolves‘. Forzar al rival a enviar centros a un área donde hay muchísimos jugadores del equipo de Lage. Con una defensa corputlenta, y uno de los porteros revelación de la temporada, estas son situaciones que el equipo domina con frecuencia.
No es meramente un equipo como el Burnley, que busca el juego directo y el bloque bajo. Tampoco es como el Liverpool o Southampton, que tienen un bloque defensivo alto y medio pero usan el juego directo. El Wolverhampton Wanderers representa una combinación inusual del bloque bajo y posesiones largas del balón.
Por un lado, se ve como se ve una combinación relativamente exitosa de conceptos defensivos sin balón, y lo que se busca hacer una vez se tiene el balón. Se tenía en muchas ocasiones que sólo con la presión alta se podía optar a jugar un fútbol de posesiones largas. El cruyffismo, por ejemplo, al buscar tener la posesión el mayor tiempo posible para crear situaciones de gol, busca recuperar el balón lo más rápido posible. Pero si el objetivo es la solidez defensiva, pues igual el planteamiento de Bruno Lage tiene mucho sentido.
De momento, la propuesta es rentabilizar al máximo cada gol que se consigue. Y de momento, lo están logrando. Cada gol significa para los Wolves 1,73 puntos. Y en su momento, fueron incluso 2 puntos por gol. Cifra que habla maravillas de la defensa, pero también mal del ataque. Sin embargo, con Raúl Jiménez y Daniel Podence en la delantera, seguramente habrá una mejoría en ese apartado tarde o temprano.
Habrá que seguirle la pista al Wolverhampton Wanderers. Técnicamente, optan por llegar incluso a la Champions League. Pero un objetivo realista sería la Europa League, y desplazar fuera del ‘Top Six’ final a alguno de Arsenal, Manchester United o Tottenham Hotspur. Que ese desplazamiento venga porque se obtuvo el cuarto puesto se antoja difícil, aunque no imposible. Pero viendo el estado de forma irregular los tres mencionados equipos, no debería extrañar que alguno se quede fuera de esos primeros seis puestos que marca la élite del fútbol inglés.
El pragmatismo de los ‘lobos’ podría aprovechar y “pescar en río revuelto” ante la irregularidad de los equipos que —supuestamente— ya tendrían que tener asegurados puestos de competición europea.